miércoles, 5 de octubre de 2011

Despedidas de Fátima y Felipe

El 19 de agosto dos amigos hicieron su fiesta de despedida. Fátima volvía a Madrid, y Felipe cambiaba Aachen por Detroit. Primero fuimos a casa de Fátima, que nos puso una presentación de Power Point hecha por ella increíblemente buena y divertida (cómo se nota el toque creativo de nuestra arquitecta ;p).

Un rato después me fui con Bárbara a la fiesta de Felipe, que como buen colombiano la había amenizado con música latina: salsa, merengue, cumbia... Allí estaban también Humberto, Jordi y Andrew para despedir al anfitrión.





Diluvio

El 18 de agosto hubo una tormenta en Aachen de las más grandes que he visto en mi vida. Por la tarde hablé por Skype con una amiga que estaba en Leuven y me dijo que acababa de caer una chuza espectacular. El cielo en Aachen estaba en ese momento con un aspecto muy amenazador, prácticamente no había luz y eran tan solo las 6 de la tarde. Algo así como 2 horas después de la tormenta en Leuven, cayó el Diluvio Universal en Aachen.






























A mí me pilló dentro del supermercado Netto, a 3 minutos de casa. Al salir de hacer la compra la calle estaba completamente inundada, y no quedaba otra opción que intentar llegar a casa, así que me arremangué los pantalones y salí de allí rodeado del sonido de sirenas de bomberos en medio de una lluvia espectacular. Por supuesto llegué completamente calado, pero lo más gracioso fue que al llegar a la puerta del bloque mis vecinos estaban descalzos, con linternas (porque se había ido la electricidad), subiendo y bajando las escaleras del sótano (donde tenemos las lavadoras y trasteros) porque había medio metro de agua y querían salvar todo lo que pudieran de los trasteros. Vaya tela. Días después vimos que había un agujero que conectaba el sótano con la calle a la altura de la acera. Olé los huevos del que diseñó el edificio...




























Alguien me dijo esa noche que Kaiserplatz (cerca de mi casa) es la zona más baja de toda la ciudad, con lo cual todo el agua caída se iba acumulando allí. La policía tuvo que cortar la circulación durante una hora aproximadamente hasta que dejó de llover. Mientras tanto, me puse a cenar una porquería de ensalada acompañada de una cerveza a la luz de las velas. Qué romántico, ¿no? :-/

¡¡Jenga!!

El 11 de agosto fuimos (por enésima vez) a casa de Fátima a tomar algo después de cenar y nos pusimos a jugar a Jenga.




























Como no era ningún reto jugar con las manos, pasamos a jugar con nariz y boca.











































Y como aún era muy fácil, pasamos a jugar con los ojos cerrados y escuchando las instrucciones de quien estuviese a nuestra izquierda.




Arcoíris

Una de las ventajas que tiene vivir en una ciudad donde llueve más que amanece es que muchas veces coinciden la lluvia y el sol y se pueden ver arcoíris como el de las fotos, que era doble e iba de un lado al otro del horizonte. Están sacadas desde la cocina: