viernes, 2 de marzo de 2012

Cena italoespañola y karting en Eupen

El viernes 9 de septiembre, antes de salir de fiesta, Barbara nos invitó a Luis y a mí a cenar en su casa. Quedamos en preparar una cena con productos típicos españoles e italianos, así que Luis y yo llevamos jamón serrano y cocinamos una tortilla de patata. Por su parte, Barbara preparó un plato de pasta muy rico (creo que "gigantoni", una especie de macarrones enormes).



























Todo ello regado con un vino de la toscana (un gesto que tuvimos con la anfitriona, porque donde esté un buen vino español... jeje). Qué rico estaba todo... Después nos fuimos al Musikbunker. Una gran noche, sí señor.

El miércoles de la semana siguiente Luis, Christos, Barbara y varios españoles amigos de Luis fuimos a los karts que hay en Eupen, Bélgica, que al parecer tiene el circuito indoor más grande de Europa.

www.eupenerkarting.be/

Es bastante más largo que el de Kerpen (el de Michael Schumacher), pero la pista no tiene tanto agarre y desliza mucho más, así que no es tan cansado pero sí muy divertido.



























Por cierto, en la clasificación final quedé segundo, por detrás de Luis. ¡¡Tío, quiero la revancha!! :)

¿Rally frustrado? Visita a Nürburgring

El domingo 4 de septiembre Christos, Luis y yo nos fuimos a ver un rally a una zona cercana a Nürburgring. El error fue esperar hasta el domingo, pues al llegar nos dimos cuenta de que se había celebrado durante el viernes y sábado. Claro que, estando al lado de Nürburgring... Encontramos rápida solución.

Nos fuimos hasta un parking cercano al circuito, en medio del bosque, y tras caminar durante unos diez minutos llegamos a una de las curvas más famosas del cirucito: Adenauer Frost.



Al rato de estar allí comenzaron a pasar varios BMW M3 en los que pilotos de la marca dan una vuelta a los turistas. Tras varias vueltas de éstos, comenzaron las tandas para aficionados y lo cierto es que esta curva es de los mejores sitios para observar las cruzadas que algunos hacen con sus coches.





























El tiempo en Alemania es así de agradable, y al rato estábamos metidos debajo de los paraguas. Muchos conductores se echaron para atrás y dejaron de correr, pero otros se lo tomaron como una oportunidad para divertirse haciendo deslizar el coche y de paso hacernos disfrutar a los que estábamos de público.

Volviendo a Aachen hicimos una parada en un pueblo para echar un vistazo a la zona, ubicada entre las montañas del parque Nacional Eifel y cuyos paisajes son muy bonitos.


viernes, 20 de enero de 2012

Nürburgring Nordschleife

Los que me conocen un poco saben que soy un enamorado de los coches. Me encanta conducir, conocer los nuevos modelos que salen al mercado o aquellos que lo hicieron 30 o 60 años atrás, ver vídeos en internet, leer blogs, foros, comprar revistas, ir a circuitos, rallyes... Disfruto incluso simplemente viendo un buen coche aparcado en la calle o escuchando como ruge su motor al salir rápido de un semáforo. Y por supuesto son la razón por la que decidí estudiar ingeniería industrial en la rama de mecánica. Soy un freak, sí. Lo sé.

Los que me conocen más saben también que, dentro de mi afición por las cuatro ruedas, hay dos cosas con las que siempre he soñado: tener un BMW M3 y conducir en Nürburgring. Pues bien, el 1 de septiembre de 2011 pude cumplir uno de mis sueños. Respecto al otro aún estoy en ello, requiere de algo más de tiempo o de una quiniela de quince aciertos... También se aceptan donaciones.

BMW M3 (E92)


Nürburgring está considerado por muchos como el mejor y más difícil circuito del mundo. Se comenzó a construir allá por 1925 en la zona de las montañas Eifel, al oeste de Alemania, junto a Nürburg. Su diseño se lo debemos agradecer a Otto Creutz, e inicialmente tenía una longitud algo mayor que el actual. De hecho parte de su trazado incial está ahora convertido en carreteras locales y otras zonas han desaparecido bajo el trazado del nuevo circuito de Nürburgring, que se emplea en las carrera de F1 actuales (no confundir el Nordschleife, del que vamos a hablar, con este nuevo circuito).

Este regalo para los aficionados al motor tiene una longitud de 20,8 km en su configuración más habitual y su trazado tan exigente y peligroso le hizo ganarse el apelativo, en boca del tricampeón de F1 Jackie Stewart, de "El Infierno Verde". Se trata de un circuito muy rápido, de poca anchura, con una incesante sucesión de curvas (en su mayoría ciegas) y cambios de rasante espectaculares. No sólo el circuito es estrecho, sino que en la mayor parte del trazado no existen escapatorias. Toda la separación que hay entre el asfalto y el temido muro son apenas 2 o 3 metros de hierba. Y para qué engañarnos, este peligro inherente al trazado es una parte importante del encanto de Nürburgring.

Desde su creación hace casi 100 años el Nordschleife ha acogido multitud de competiciones, incluyendo Fórmula 1. En la actualidad se disputan en él (con una configuración distinta, que incluye parte del trazado del nuevo circuito) las 24 horas de Nürburgring, una de las carreras de resistencia más espectaculares (y probablemente la más dura) de las que existen en todo el mundo. También es empleado por muchísimas marcas para poner a punto sus vehículos más deportivos. Seguro que muchos de los que no conocen el nombre de Nürburgring sí conocen en cambio el de la marca Porsche, ¿verdad?. Pues estos señores, antes de sacar a la venta cada nuevo modelo, terminan de ponerlo a punto rodando cientos de vueltas en Nürburgring. Por cierto, desde hace unos años en estas pruebas suele estar al volante el señor (quítense el sombrero, por favor) Walter Röhrl, posiblemente el mejor piloto de rallyes de la historia.

Walter Röhrl junto a un Porsche GT3 RS

Pero además de todo esto, es posible conducir en Nürburgring sin ser piloto oficial ni probador de ninguna compañía. Simplemente se va, se paga, y se conduce. Así de fácil (o no...).Y aquí es donde empieza toda esta historia...

Llevaba planeando ir a conducir en Nürburgring desde el momento en que me confirmaron que me iba de Erasmus a Alemania. Después de casi un año en Aachen, y sin haber ido aún, Christos y yo nos pusimos manos a la obra para preparar una escapada, a poder ser en día laboral, para poder peregrinar al templo de los locos por los coches. Muchos días al año está abierto durante unas horas para que los visitantes puedan conducir en él, pero tratándose de un circuito es preferible hacerlo sin mucho tráfico, tanto por diversión como por seguridad, y los fines de semana obviamente hay más gente. Aquí se puede consultar el horario del circuito:

http://www.nurburgring.org.uk/calendar.php

Una vez programado el día que mejor nos venía para ir, llegó la hora de elegir montura. Yo no tenía coche en Aachen, y Christos tiene su flamante León TSI, que obviamente es perfecto para llegar a Nürburg o disfrutar conduciendo por carretera. Sin embargo en este caso estamos hablando de algo más complicado. Se trata de entrar en un circuito, donde dentro de unos márgenes de seguridad y sentido común queremos estrujar sin piedad el motor, forzar los neumáticos, los frenos, el chasis y el cambio durante varias vueltas (y no olvidemos que cada una son casi 21 km...). Así que ante este panorama una buena idea es alquilar un vehículo en una de las muchas empresas que se dedican a ello por los alrededores del circuito. Existen multitud de coches para alquilar, desde un pequeño Suzuki Swift hasta bicharracos como Porsche GT3 RS o Lotus Eleven, pasando por un Volkswagen Scirocco R o mi deseado BMW M3.



En nuestro caso nos decidimos por esta compañía:

http://www.rent4ring.de/

A la hora de elegir qué coche alquilar se deben tener en cuenta varios factores y en nuestro caso, siendo la primera vez que íbamos y aún más importante, estando pelados de pasta, nos decidimos por un Suzuki Swift Sport Stage 2. Es un coche pequeño, de 130 CV y 1000 kg que ha sido modificado para aligerar algo el peso y añadirle jaula de seguridad, buckets, cinturones de cuatro puntos, neumáticos semislick y frenos de competición.


Otro factor a tener en cuenta es la cuantía de la franquicia en caso de accidente. No tiene por qué pasar nada, pero recordemos de nuevo que se trata de un circuito abierto al público, con lo que además del riesgo inherente a un trazado de velocidad hay que añadir que quienes corren en él no son en general expertos, y lo mismo puede adelantarte un piloto de la Fórmula Renault en su coche particular como puedes encontrarte tras un cambio de rasante con un autobús lleno de turistas yendo a 80 km/h cuando tú llegas a 180 km/h. Tal cual. Así que es recomendable echarle un ojo a las tarifas en caso de accidente (esta compañía era la que tenía menor franquicia), y no sólo en el alquiler del coche...

En caso de que causemos desperfectos en el circuito (guardarraíles, uso de grúa, cierre momentáneo del circuito...) la factura se va disparando conforme lo hagan aquellos. Existen varias páginas web donde se pueden consultar los precios. Si estropeas 50 m de guardarraíl triple, llenas el trazado de aceite y gasolina, cierran el circuito dos horas, te tienen que atender los médicos del circuito, usan la grúa y al final acaban evacuándote en helicóptero al hospital... No te servirá con un pleno al quince para pagarlo todo, necesitarás que te toque el euromillón. De todas formas las posibilidades de tener un accidente son escasas siempre y cuando se conduzca con cabeza, así que no hay motivos para preocuparse de más.

El circuito abría al público (Touristfahrten le llaman, algo así como "conducción para turistas") de 17 a 19h. Nosotros salimos de la oficina un poco antes, de manera que llegamos al circuito a las 17:30 aproximadamente y nos fuimos directamente a recoger el coche que previamente habíamos reservado por internet. Con nosotros venía Luis, un amigo que coge el relevo de mi Erasmus y llevaba apenas unos días en Aachen. No es mal viaje para empezar el curso... Esta vez no condujo, pero conociéndole, todo se andará.

Entre las distintas opciones que ofrecía esta compañía de alquiler optamos por la de 300 €: 4 vueltas todo incluido (coche, entradas al circuito, gasolina...). Mientras apuntaban nuestros datos personales y comprobaban nuestros carnets de conducir echamos un vistazo a una pantalla donde se veía en directo la entrada al circuito y a un mapa del trazado que nos esperaba (la parte inferior no, ése es el circuito nuevo; sólo el anillo grande):






































Hoy en día es fácil conocer el trazado del circuito, gracias a juegos de conducción como el Gran Turismo 5. No siendo una garantía de nada, es muy recomendable practicar mucho en un videojuego (personalmente creo que el GT5 es insuperable) antes de ir en persona si es que se quiere ir rápido y disfrutar infinitamente más. Según a qué le llamemos "curva" hay quien cuenta 70 en este circuito y hay quien cuenta más del doble. Desde luego el que haya conducido allí o lo haya hecho en la Play Station estará más de acuerdo con la segunda cifra. Pero no adelantemos acontecimientos...

Una vez apuntados nuestros datos, salimos a que nos diesen una pequeña charla sobre el coche y el circuito. Un dato importante es que el Nordschleife está considerado legalmente como una carretera de sentido único. Esto significa que, como en las demás, los adelantamientos se deben hacer por la izquierda. Puede parecer una estupidez, pero no lo es en absoluto. Cuando en un mismo sitio, bastante estrecho además, coinciden coches de 500 CV con otros de 60 CV y todo ello amenizado por la presencia de furgonetas e incluso algún autobús, que tanto el que adelanta como el adelantado sepan lo que va a hacer el otro juego en favor de la seguridad de todos. Siempre habrá algún gañán que no respete la norma, pero en general la gente sí lo hace.

Obviamente no hay límite de velocidad, salvo en un par de sitios, como por ejemplo al comienzo de la recta principal. Es donde hay que salir del circuito al acabar cada vuelta, casi en el mismo punto por el cual se entra, así que no se puede medir el tiempo que se tarda en dar la vuelta completa.





























¿Dónde estábamos?... Ah, sí. Enfrente del coche. En Nürburgring... :) El corazón se acelera, escucho atentamente todo lo que nos cuentan porque no quiero perderme ninguna información que pueda servirme para disfrutar más de la experiencia. "Adelantad por la izquierda"... "Podéis seguir la trazada, no hace falta que vayáis pegados a la derecha si véis llegar por detrás un coche más rápido, pero tampoco lo ralenticéis innecesariamente"... "Estos neumáticos agarran mucho, ya lo veréis"... "Empezad frenando con bastante antelación y progresivamente cogeréis el punto a los frenos y podréis apurar más las frenadas"... "No os recomiendo usar casco, se pierde visibilidad y no siendo expertos en el circuito ni estando en un track day no es realmente necesario"... "No paséis de 7.500 rpm, el motor podría dañarse"...

"¿7.500 rpm?"- pienso. "Bueno... Está bien, suficientes".

Por razones que no viene al caso, Christos y yo acordamos que el reparto de vueltas al circuito no iba a ser equitativo: Él daría tres y yo una. Decidimos que fuera él quien hiciese los honores dando la primera vuelta, luego lo cogería yo y acabaría él con las otras dos.

Entramos en el coche. Por dentro no es nada espartano, exceptuando los asientos está como uno de serie...





























...hasta que se echa la vista atrás:





























Los bucket sujetan muy bien el cuerpo, como era de esperar. El del copiloto está bastante retrasado, así que entro sobrado y me coloco el cinturón de cuatro puntos. Christos arranca el coche y pisa el acelerador en vacío. El escape suena a gloria. Varía la distancia de su asiento, coloca los retrovisores, se ajusta el cinturón y salimos hacia el circuito, a unos 600 m de la empresa de alquiler. La tarjeta magnética con cuatro vueltas pagadas está posada en el hueco del manillar de la puerta del conductor. Luis va a pie y aprovecha el paseo para ir sacando fotografías (algunas de las cuales están ahora en este post. ¡Muchas gracias!).





Al llegar al circuito nos ponemos a la cola para entrar, que pasa junto al parking. Sobra decir que la mayoría de los vehículos aparcados allí son deportivos de muy alto nivel. Pero ya habrá tiempo cuando terminemos de conducir para fijarnos en esas maravillas de cuatro ruedas. Ahora mismo el único coche que nos importa es un Swift blanco que ya enfila la recta que lleva a las vallas del peaje. En ella hay cuatro carriles, los dos exteriores para coches y los dos centrales para motos. Junto a éstos, hay aparcado un Nissan GT-R que hace las veces de "Rapid Response Vehicle" del circuito.



Llegamos al peaje, Christos pasa la tarjeta por el lector y la valla se levanta. Estamos dentro. Un pequeño zigzagueo entre conos y ahí estamos, en la recta principal del Nordschleife, con unos 20 km por delante hasta terminar la primera vuelta. Vamos tío, písale a fondo y a disfrutar.

Hemos entrado en un momento en que hay mucho tráfico, muchísimo. Antes de llegar a la primera curva ya nos han pasado varios Porsche GT3 y GT3 RS. El bramido que emiten sus motores y escapes es brutal, por primera vez tenemos la sensación de estar dentro de una carrera. Sin embargo nosotros estamos en otro nivel. De hecho, la diferencia de potencia nos deja más cerca de la categoría "público" que de la de "pilotos"...

Desde mi posición de copiloto tengo la opción de disfrutar del momento o de tirar fotos, pero no hay ninguna duda, las fotos las sacaré en las vueltas 3 y 4. Esta es para disfrutar, para ver Nürburgring por primera vez, para coger información de cara a la siguiente vuelta en la cual seré yo quien conduzca.

La primera sorpresa me la llevo con los pianos de la primera parte del trazado. Algunos son altísimos, o al menos esa es la impresión que me dan. Christos no se sube por ninguno de los que hay al principio del circuito, y creo que hace bien. Da la impresión de que a menos de que se vaya el doble de rápido no merece la pena comerse semejantes bordillos.

Según avanzamos nos damos cuenta de que los desniveles que tiene el trazado son brutales, no tiene nada que ver con la impresión que da en la PS3. El circuito sube y baja sin parar, casi todas las curvas son ciegas... El Gran Turismo 5 mola, mola mucho. Pero por supuesto esto es otra cosa, la sensación es de que el circuito real es más estrecho, las distancias entre curva y curva más pequeñas, los laterales con hierba casi inexistentes, las vallas más altas y los árboles más numerosos y mucho más apiñados. Estamos dentro de una lengua de asfalto hasta cierto punto claustrofóbica que atraviesa el bosque... Joder, qué deliciosa claustrofobia. Esto es simplemente perfecto.

Christos conduce con sentido común. Va a buen ritmo pero el intenso tráfico no le está permitiendo seguir la trazada todo lo que le gustaría, y hay unas cuantas curvas que se ve obligado a tomar por el exterior mientras algún GT3, M3, R8 o incluso algún Mini clásico modificado nos adelanta como una exhalación... Hay un porcentaje bastante elevado de pilotos que realmente saben lo que hacen y da la impresión de que están llevando su coche cerca de los límites. Sin embargo también nos cruzamos con algunos coches que, siendo muy potentes, van mucho más despacio que nosotros. Es curioso el contraste: nosotros en un Swift, un Porsche GT3 RS cuyo piloto va con casco y mono nos adelanta en plena curva haciendo temblar nuestros cristales con el sonido de su escape y a final de recta adelantamos nosotros a un Mercedes SL 500 que va pisando huevos. Esto es Nürburgring.

Estamos terminando la primera vuelta, enfilando la recta principal del circuito. Los carteles de limitación de velocidad así lo indican. Esta limitación es válida sólo para las horas en las que conducen turistas. Cuando no es así, en esta recta con un coche adecuado se pueden alcanzar velocidades por encima de 300 km/h. En nuestro caso hay que ir perdiendo velocidad y salir del circuito para pasar de nuevo por el peaje o salir hacia la zona del parking. Optamos por lo segundo para cambiar de asiento. Llegó mi turno.

Christos me ha comentado mientras conducía que la posición al volante no le gusta, y cuando me siento yo en su lugar entiendo por qué lo dice. El bucket sujeta muy bien, pero va excesivamente tumbado. Esto hace que una vez ajustado el cinturón,  para que los brazos lleguen bien al volante las piernas deban ir muy flexionadas, y no es cómodo en absoluto. Ambos medimos 1,80 y pico y al final no nos queda más remedio que conducir con las piernas mucho más dobladas de lo que sería deseable. Prefiero ir más incómodo con ellas que perder capacidad de reacción en la dirección, sin duda...

Termino de ajustar los retrovisores y compruebo el tacto del acelerador. Parece que responde rápidamente y además el tacto es muy suave. Las marchas entran bien, salvo la marcha atrás que se resiste algo. El volante tiene buen tacto y la dirección es muy suave, lo que facilita maniobrar en el parking para volver a la cola de entrada al peaje. Tengo cuidado al sacar nuestro Swift de la plaza, no quiero rayar el Porsche de detrás, ni el Lotus Elise de mi derecha, ni el Corvette que cruza ahora la entrada del parking... Realmente es emocionante estar rodeado de estas máquinas.

Llego al peaje, paro y acerco la tarjeta al lector. La valla se levanta, un empleado junto a ésta dice algo que me suena a "Viel Spass!" ("¡Que te diviertas!"). Me puedo imaginar la sonrisa de oreja a oreja que tengo en ese momento, como para disimular... Acelero y ya estoy entre los conos de entrada en la recta pincipal. Izquierda, derecha, izquierda y... Go, go, go!!



Aprieto el acelerador hasta abajo. El coche no tiene un tirón espectacular, pero eso ya lo sabía. No obstante creo que voy a disfrutar mucho de esto.



Un par de coches nos pasan antes de llegar a la primera sucesión de curvas, justo antes de llegar a la zona de los boxes. La primera frenada fuerte me empieza a dar idea del agarre de estos neumáticos semi-slick, me gustan. En curva avisan con fuerte chirridos y con mucha antelación antes de empezar a deslizar. El tacto del pedal de freno es también bueno, el ABS funciona bien, y las marchas entran fácilmente con lo que las reducciones son rápidas.



La zona del circuito que pasa enfrente del pit está cerrada, tal vez por obras, y nos desviamos por el interior del carril de boxes, como antes había hecho Christos, y donde hay instalados unos carteles de limitación de velocidad. En cuanto salimos del pit empieza la diversión sin restricciones. Esta zona del circuito es muy divertida, me encanta. Hay varias eses consecutivas, con frenadas fuertes y hay que intentar frenar en el sitio correcto para colocar bien el coche a la salida de cada curva, para coger velocidad y llegar con el coche a la siguiente frenada sin que las inercias estén aún desplazando el coche hacia un lado.



Esta sucesión de curvas me sirve para darme cuenta de que hay que saber jugar muy bien con las inercias del coche. Este circuito es muy rápido, pero al mismo tiempo está sembrado de curvas. No es como los que todo el mundo está acostumbrado a ver por televisión en la Fórmula 1 o Moto GP: curva, 300 metros de recta, curva, 400 metros de recta, curva... Aquí es más de este modo: curva, curva, 30 metros de recta, curva, 50 metros, curva, curva... Y la anchura de la pista es también mucho menor. Así que si se entra con el coche descolocado a cualquiera de ellas se puede tener un buen susto, y además en caso de error en el 95% de los sitios no habrá una zona de arena que nos frene o una pradera donde perder velocidad suavemente. Este circuito no perdona, así que es mejor hacer las cosas bien y no tener que esperar a que la suerte nos eche un cable.



A esta altura de la vuelta ya sé que conducir en Nürburgring es lo más divertido que he hecho en mi vida. El "Infierno Verde" es a la vez el Paraíso, qué cosas... Después de esta zona de curvas llegamos a una recta que va cuesta abajo con una ligera desviación a la derecha, donde se coge velocidad rápidamente y se termina con un pronunciadísimo cambio de rasante seguido de dos curvas rápidas a derechas. Un amigo que fue piloto profesional e instructor en Nürburgring (ha pilotado allí cientos de veces) nos comentó que este final de recta se puede tomar a fondo para luego frenar tras del cambio de rasante. Eso sí, acto seguido nos dijo que impresionaba mucho y que era el primer sitio donde los pilotos a los que enseñaba se echaban atrás y levantaban el pie antes de tiempo (antes de llegar al cambio de rasante). Huelga decir que yo también frené antes de lo debido...

Tras las dos curvas rápidas a derecha continuamos por una de las partes más rápidas del circuito, donde se puede ir a fondo pero el coche está continuamente girando hacia la izquierda, hasta que se llega a un cambio de rasante muy fuerte y justo después una curva amplia a izquierdas. Llegamos al cambio de rasante a unos 190 km/h, freno un poco y espero a que el coche se asiente tras pasarlo para frenar de nuevo ligeramente y coger la curva a izquierdas. La velocidad que llevamos es aún bastante alta y se siente la deriva de los cuatro neumáticos, pero el Swift se comporta de manera muy neutra y no hace ningún movimiento raro mientras las gomas chillan levemente a unos 160 km/h. Le sigue una recta que termina en otra curva muy amplia a derechas donde hay una de las pocas escapatorias con arena de todo el circuito.




Al salir de esta curva se pasa por debajo de un puente y empieza una zona con cuatro curvas rápidas enlazadas cuesta abajo y una quinta a izquierdas que empieza justo con un cambio brusco en la pendiente, yendo ahora cuesta arriba. Hay que ser cuidadoso al colocar el coche tras esta sucesión de curvas, pues llegamos a unos 180 km/h y en cuanto se gira a la izquierda, durante la zona de subida, hay que ir frenando para llegar a un cambio de rasante bastante pronunciado y tras el cual hay una curva a izquierdas. Llegados a este punto Christos me comenta: "Man... Just don't kill us, ok?" Ir de copiloto no es tan tranquilizador como llevar uno mismo el coche, y el chirrido constante de las ruedas tampoco ayuda. De todas formas le tranquilizo diciendo que me tomo muy en serio llevar a alguien más en el coche. Es una gran responsabilidad y no pienso hacer ninguna tontería arriesgando ni su seguridad ni la mía. Además, no tengo ningún interés en estrellar el coche y pagar los 2500 € de franquicia más los desperfectos del circuito...

Un par de giros a la derecha y estamos ante una de las curvas más famosas del Nordschleife: Adenauer. Se trata de una S de izquierda-derecha con una entrada complicada, cuesta arriba y ciega, donde muchos vehículos se salen por frenar demasiado tarde o con el coche mal colocado. Afortunadamente aquí sí hay una zona de hierba a la derecha en lugar del muro.




Pasamos de Adenauer a otra zona rápida, con un par de curvas a izquierdas y tras éstas otra más pronunciada también a izquierdas con una zona bastante amplia de césped a la derecha. Después frenamos fuerte para hacer una S cuesta arriba y llegar a una recta cuesta abajo. Aquí empieza una zona donde se suceden curvas muy pronunciadas (y por tanto con fuertes frenadas) con rectas entre ellas que permiten alcanzar cierta velocidad, gracias a que en general es todo cuesta abajo. La primera es a derechas, tras una fuerte frenada cuesta abajo...



Le sigue una S de izquierda-derecha y luego una curva con tres vértices que se puede tomar con un solo giro de volante si se hace bien. Tras ella hay una recta y al final de ésta hay que frenar mientras se hace otra S.
 


Al terminar giramos de nuevo a la derecha y enfilamos la recta. Al final de ésta se gira ligeramente a la derecha, se coloca el coche y se frena fuerte...



...para tomar una curva cerrada a izquierdas con dos vértices y tras ella una curva a derechas donde el vértice se encuentra justo en el punto donde la pendiente cambia. Empezamos cuesta arriba. Y esto, para nuestro poco potente Swift, supone cierto apuro.



Esta zona del circuito es muy rápida. Tan sólo hay una curva cerrada a derechas al principio y el resto son curvas que se toman a alta velocidad sin frenar, donde hay que evitar pisar los pianos si no se quiere tener un buen susto. Aunque claro, lo de trazarlas con el pie "a tabla" también es en teoría. Siendo la primera vez levanto el pie en un par de sitios. Conocerse las curvas ciegas en el GT5 no da tanto aliento como para liarse la manta a la cabeza del todo una vez allí...





En un buen coche se sobrepasan los 250 km/h en esta zona, así que un accidente aquí puede tener consecuencias desastrosas. El hecho de que sea cuesta arriba se nota en nuestro Swift de una manera muy acusada. En cambio otros ni se dan cuenta...





Al final de esta zona rápida hay un par de curvas, izquierda y derecha, donde hay que frenar algo y después se llega a una frenada fuerte para girar a derechas.



Tras esto, llegamos a la curva más famosa del circuito: Karussell.

Esta larga curva a izquierdas tiene un aspecto inconfundible: el interior tiene un asfalto diferente al del resto del circuito, con mucho peralte y bandas en el suelo de dos tonos distintos, mientras que el exterior no tiene apenas peralte y el asfalto no varía respecto al resto del trazado. Al trazarla por el interior noto la enorme diferencia del firme, la suspensión rebota continuamente y el sonido de las ruedas sobre el suelo es mucho más fuerte. Tantas veces lo he visto en vídeo, muchas más en el GT5, pero ahora noto entre las manos la vibración del volante y escucho en directo los neumáticos peleándose con el Karussell, y el coche está deseando tanto que acabe la curva como yo que no termine.



Christos leyó en un libro sobre el circuito que los pilotos de Fórmula 1 que corrían aquí en los '50 y '60 tenían diferentes maneras de trazar esta curva para conseguir hacerla más rápido: mientras que unos lo hacían por el interior, como se ve en la actualidad en las competiciones que aquí se llevan a cabo, otros lo hacían por el exterior haciendo deslizar la parte trasera del coche. Sí, un Fórmula 1. De los de antes. Madredelamorhermoso...

En mi cabeza tengo el circuito separado por secciones para hacer más fácil recordar todas sus curvas, y para mí el Karussell marca el inicio de la zona más divertida de Nürburgring. Durante varios kilómetros hay una sucesión de curvas sin apenas tramos rectos, donde hay que estar continuamente usando la palanca de cambios y el freno. Es una locura de curvas, cuestas arriba y abajo, cambios de rasante (muchos de ellos en plena curva), peraltes (algunos de ellos en el sentido opuesto)... Casi todas las curvas son ciegas, pero si se conoce el trazado es divertidísimo entrar en cada vértice, afrontar los cambios de rasante con el coche dirigido hacia el sitio correcto, apurar todo el ancho de la pista para poder salir más rápido en cada giro... Es completamente adictivo.






























Estamos ya cerca del final del trazado. Aún hay tiempo para disfrutar de una curva a derechas que se encuentra justo después de un cambio de rasante al que se llega cuesta abajo a una gran velocidad. En teoría no hace falta frenar hasta una vez se ha pasado éste, pero... Dejemos eso a los profesionales.



Unas curvas rápidas enlazadas me dejan estrujar un poco más el Swift antes de acabar la vuelta, seguidas por otra a derechas a la que se llega muy rápido y tras ella una a izquierdas cuesta arriba, con una pequeña escapatoria de arena. Tras esta llegamos a una curva a izquierdas donde hay el mismo tipo de asfalto que en el Karussell, pero es más abierta, más corta y con menos peralte.



























Unos metros más tarde nos encontramos con una curva a derechas con dos vértices que es la última antes de llegar a la recta principal del circuito. Acelero unos segundos a la salida pero rápidamente aparecen los carteles de limitación de velocidad para llegar a la salida del circuito, junto al peaje, a una velocidad prudente. Se acabó.

Mientras llevo el coche hacia el parking no puedo dejar de pensar lo mucho que he disfrutado conduciendo en Nürburgring. Voy hablando con Christos, comentando la vuelta, más emocionado que un niño con juguetes nuevos. Mi cara debe ser un poema en ese momento, tras muchos años planeándolo he llevado a cabo algo que sin duda es lo más divertido que he hecho nunca con un coche. Sólo hay algo malo, y es que es como una droga. Necesito más y pronto, pero esta vez se acabó mi turno. Vamos hacia el parking para que Christos se siente de nuevo a la izquierda y demos las dos vueltas que aún nos quedan.

Al intentar acceder al parking vemos que la verja está cerrada y un empleado del circuito nos indica que salgamos hacia la carretera. Así que aparcamos en un descampado junto al circuito (donde, cómo no, hay algunas preciosidades como el BMW M3 E30 de la foto) y vamos a pie a la entrada del circuito para ver qué ocurre.




























Tras encontrarnos con Luis vamos a preguntar a uno de los empleados que hay en la entrada al peaje, quien nos confirma nuestros temores: ha habido un accidente con tres coches implicados y ha sido lo bastante grave como para que cierren el circuito. Desgraciadamente queda sólo una hora para que se acaben las tandas para turistas, así que hoy ya no se volverá a abrir la pista. Mientras rezamos para que en la empresa de alquiler nos dejen volver otro día a gastar las dos vueltas que ya están pagadas (o nos devuelvan parte del dinero) decidimos aprovechar el rato que nos queda dando un paseo por el parking, sacando fotos y comprando algo de merchandising.






























Afortunadamente cuando volvimos a la empresa de alquiler no nos pusieron ningún problema para volver otro día a gastar esas dos vueltas, así que había que planear otra escapada, cuanto antes mejor. Antes de irnos descargaron al ordenador los datos de las dos vueltas que habíamos hecho, donde aparecían el recorrido, las rpm, la velocidad... De esta manera pueden controlar que los clientes han tratado correctamente el vehículo.

La vuelta a Aachen fue una hora y media de charla sobre Nürburgring entre tres locos de los coches. Las sensaciones de ese día son indescriptibles, sentarse al volante de cualquier coche en Nürburgring adquiere tintes ceremoniosos, por lo especial del lugar y del ambiente que se respira. Es un sitio de peregrinación obligada para todo aficionado a los coches y las carreras, y sentirse parte de todo eso durante unas horas es fantástico. Llama especialmente la atención la gran cantidad de coches británicos que se ven. Los ingleses siempre han ido un paso por delante (o dos) en el tema del automovilismo, y en Nürburgring son legión.

Dos semanas más tarde, el 14 de septiembre, Christos y yo regresamos para cobrarnos las dos vueltas que teníamos pagadas. Desafortunadamente esta vez Luis no pudo acompañarnos porque tenía otros compromisos. Al llegar a la compañía de alquiler, y pese a haber hablado con ellos la tarde anterior, nos dijeron que no tenían disponible ningun Swift Stage 2, sólo les quedaban Stage 1 (por tanto más baratos de lo que nosotros habíamos pagado). Lo que en principio parecía una mala noticia, pronto se convirtió en una grata sorpresa. El Stage 1 es similar al 2 pero no trae buckets, sino los asientos normales del Swift. ¿Resultado? La posición al volante esta vez era mucho mejor que en el otro coche. Las piernas estiradas, el volante cerca y prácticamente el mismo coche (el capó no era de carbono, pero los frenos, neumáticos y jaula de seguridad eran idénticos).

Esta vez yo sólo fui de copiloto, pero aún así me lo pasé genial y además pude tomar las fotografías dentro del circuito que figuran en este post. En esta ocasión Christos tuvo más suerte que en su primer intento dos semanas antes, y el tráfico era mucho menor. Unido esto a la cómoda posición de conducción, a que ya no era la primera vez que conducía allí y a la infinidad de vídeos que había visto durante esos 13 días preparándose para la vuelta, el resultado fue que lo disfrutó mucho más que la primera vez.



Apuraba más las frenadas, podía seguir la trazada prácticamente siempre y tenía para él todo el circuito, en lugar de ir mirando más a los retrovisores que a la pista. Además el tiempo acompañaba, como el primer día, y ni la lluvia ni la humedad sobre el asfalto tan habituales en Nürburgring aparecieron. Aún así este circuito no deja lugar al fallo, y en tan sólo dos vueltas vimos dos coches accidentados: un Corvette al inicio del circuito y un Megane R26 casi al final.

Al acabar las dos vueltas aparcamos el coche, nos sacamos unas fotos con él y aprovechamos para pasear por el parking y la entrada a pista para disfrutar de los coches que allí había.




La concentración de deportivos pura raza que hay por allí quita el hipo. Aquí va una muestra, aunque nos quedamos sin batería y no pudimos sacarle una foto a un Porsche 911 GT2 RS (500 unidades fabricadas en todo el mundo), ni a varios M3 CSL, etc:












De camino al coche para devolverlo a la compañía de alquiler nos encontramos con Sabine Schmitz. Para quien no sepa quién es, se trata de una piloto profesional con miles de vueltas a Nürburgring en su currículum, muchas de ellas compitiendo en carreras como las 24 horas de Nürburgring. Pero además trabaja de "taxista" en el ring, hasta hace poco al volante de un BMW M5 y actualmente con un Porsche 911 GT3 RS. No están mal como taxi, ¿no? Por un módico precio puedes ir sentado de copiloto con ella para saber lo que es ir realmente rápido en Nürburgring. Esto sigue estando en mi lista de cosas por hacer...






































Para el que quiera saber algo más sobre esta piloto alemana, un par de vídeos demostrando su habilidad al volante. El segundo es una vuelta con su GT3 RS, el de la foto. Da miedo :)




Espero no tardar en volver. Si pudiera permitírmelo creo que haría al menos un viaje anual, no se me ocurre un tratamiento mejor para divertirse y olvidar el estrés. Si alguna vez te has planteado visitar Nürburgring, hazlo. No lo dejes pasar. Es mejor de lo que hayas imaginado, te lo aseguro. Mucho mejor.

Bis bald, Nürburgring.